domingo, 23 de abril de 2017

Cielo de otoño en el hemisferio austral


Se fue (por fin) el verano y sus temperaturas sofocantes. Ahora es el reinado de las lluvias y los vientos que te dejan como paleta. Y un cambio de estación implica un cambio de constelaciones y de estrellas...ya saben, la Tierra con su movimiento perenne.

Digamos que el sur chileno no es el mejor sitio para los astrónomos aficionados. Empiezan las noches nubladas y una capa de humo proveniente de la combustión de leña sabotea las pocas noches despejadas, pero ni modo, las cosas son así y más valía aprovechar al máximo el verano. 

Hagamos un breve recuento de los amigos que se fueron, los que se van y de los viejos conocidos que se están instalando en nuestro cielo otoñal. A varios los extrañábamos mucho.

Constelaciones y objetos de espacio profundo.

Nos empezamos a despedir de Tauro. El animal está cada vez menos tiempo sobre el cielo nocturno. En el caso de Temuco se pone por el oeste una hora después del ocaso y a principios de mayo ya no será visible... una lástima para los amantes de las Pléyades (que somos multitud), las Híades y de la gigantesca Aldebarán. También digan hasta pronto a Géminis con su par de estrellas Castor y Póllux. Ambas constelaciones regresarán a principios de la primavera por el este, Tauro varias horas antes de la salida del Sol y Géminis una hora y fracción antes.


El cielo de Temuco por el oeste, una hora después del ocaso. El Toro se hunde en el horizonte y pronto ya no será visible.


Orión el cazador todavía es visible unas horas tras el ocaso. Ahora lo vemos ponerse sobre el horizonte unas tres horas después del ocaso. A mediados de Junio ya no será visible tras la puesta del Sol, asi que los amantes de Betelgeuse y M42 tendrán que esperar hasta principios del mes de agosto, cuando deberán levantarse bien temprano (con fríos de señor y padre mío) a esperar la salida de la constelación por el este.


Orión, la constelación más reconocible del cielo, desaparecerá brevemente a mediados del invierno. Esta imagen fue captada en el desierto de Atacama (Babak Tafreshi)


La Cruz del Sur, circumpolar a partir de los -35° de latitud nos acompaña durante todas las noches. Cuando salgo de mi casa en las mañanas (y me voy feliz al trabajo ;) es el primer asterismo que me saluda en el aclarado cielo. La Cruz contiene al Cúmulo del Joyero (NGC 7554) un cúmulo abierto formado por unas 100 estrellas a unos 7.000 años luz de distancia. De todas maneras recomiendo su observación, pero se requieren unos cielos oscuros.


Cúmulo del Joyero (NASA).

La extensa constelación del Centauro está muy alta sobre el horizonte y contiene muchos objetos de interés. No se olviden de espiar a Omega Centauri, un soberbio cúmulo globular de estrellas, el mayor de la Vía Láctea, que muchos creen contiene los restos de una antigua galaxia devorada por la nuestra. 

Si de cúmulos globulares se trata no podemos olvidar a 47 Tucanae, el segundo cúmulo globular más grande tras Omega Centauri. Se ubica en la constelación del Tucán, a unos 16.000 años luz de la Tierra y es visible a simple vista, camuflándose como una estrella más. La utilización de un telescopio nos revelará su verdadera naturaleza... ¡una belleza! el cúmulo es circumpolar desde la latitud de Temuco, pero a medida que el otoño avance irá ganado mayor altura sobre el horizonte. 




Omega Centauri visto desde un hipotético planeta que orbita una de sus estrellas. La densidad de astros en el cielo es apabullante


Le damos una respetuosa bienvenida al Escorpión. El arácnido ha vuelto en gloria y majestad y aparece un par de horas después de la puesta del Sol. Escorpión siempre es un objeto soberbio en el cielo nocturno. Destacable es su estrella principal Antares (alfa Scorpii, a la izquierda) una supergigante roja de magnitud aparente 1,09, que debe ser unas 750 veces más grande que nuestro Sol y 10.000 veces más brillante. Antares está a unos 550 años luz de nosotros y se encuentra rodeada por una nube de su propio material, que arroja al espacio en violentos episodios de viento estelar. Antares se ubica muy cerca del plano de la eclíptica (camino aparente del Sol entre las estrellas) y frecuentemente se cruza con el planeta Marte, con quien rivaliza en color y brillo.

Escorpión flota por el firmamento sobre el trasfondo de la Vía Láctea y sus campos de innumerables estrellas, de hecho, el ecuador galáctico cruza justo por el medio de la cola del asterismo. Aconsejo la observación de M6, el cúmulo de la mariposa, muy cercana (desde nuestro ángulo visual) al centro de la galaxia y a medio camino entre Escorpión y Sagitario. M7, el Cúmulo de Tolomeo, está relativamente cerca y es un atractivo objeto, incluso con un telescopio modesto. 


La constelación de Escorpión, la única cuyo asterismo realmente se parece a lo que su nombre indica.



La constelación del Escorpión vista desde el Valle de la Luna, en el desierto de Atacama. La deslumbrante estrella al centro izquierda de la imagen es Antares (Babak Tafreshi)

Cúmulo de la mariposa, formado por estrellas jóvenes a unos 1.600 años luz de distancia (Wikipedia).


En cuanto a la constelación de Sagitario, tenemos que citar a la Nebulosa Trífida (M20) y la Nebulosa de la Laguna (M8). Trífida es una nebulosa impresionante, al prismático aparece como una mancha sin mayores detalles, pero la utilización de equipos ópticos más potentes nos revelará la complicada estructura de la nube (no por nada le dieron tan rocambolesco nombre). La Nebulosa Laguna es una hermosa formación a unos 5.000 años luz de distancia y vecina de Trífida...lindas lindas, valen el esfuerzo.



Un dúo formidable: las nebulosas Trífida (izquierda) y Laguna (derecha), ambas en la constelación de Sagitario. La observación de sus detalles requiere de noches oscuras y equipos de cierta abertura.


Canopus y Sirio, los faros del hemisferio sur, se mantienen en nuestro cielo durante gran parte del otoño, aunque cada vez más cerca del horizonte. Sirio es la estrella más brillante del cielo nocturno (magnitud aparente de -1,46), tan brillante que mucha gente lo confunde con el planeta Venus. Visiten los enlaces, ahí nos explayamos sobre las características de ambas estrellas.

La constelación de Leo se mantiene visible durante la primera mitad de la noche. Su estrella principal Regulus (a Leonis) brilla a 77 años luz de distancia, y su ubicación cercana a la eclíptica permite frecuentes ocultamientos por nuestra Luna. Entre los objetos de cielo profundo no podemos olivar al Triplete de Leo, un racimo de galaxias que están unidas por fuerzas gravitatorias. El triplete está ubicado a unos dos grados de Chertan (Teta Leonis) y es fácilmente visible con un telescopio medio. Un ocular de 20mm nos permitirá mantener a las tres integrantes dentro del campo visual. Cielos sin contaminación lumínica son esenciales.

También citemos a M96, un lindo conjunto de galaxias no visibles a simple vista, pero es posible resolverlas con un telescopio de aficionado. Totalmente recomendable.


Triplete de Leo.


La constelación del Boyero y la gigante Arturo son visibles durante casi toda la noche...aprovechen, porque a comienzos de la primavera la constelación dejará de ser visible. Arturo es una gigante naranja de magnitud 0,04 la tercera estrella más brillante en el cielo nocturno después de Sirio y Canopus. Está ubicada a unos 37 años luz de distancia y debe ser unas 15 veces más grande que nuestro Sol  (izquierda). El Boyero está lejos del plano de nuestra Vía Láctea y por tanto carece de los racimos estelares de otras constelaciones, pero de todas formas contiene a NGC 5466, un hermoso cúmulo globular ubicado a unos 50.000 años luz de nuestro sistema solar.


Mencionar también a la Constelación del Cisne, visible durante el otoño-invierno, abundante en nebulosas, aunque nunca se eleva más de 22° sobre el horizonte, hecho que dificulta bastante una observación satisfactoria. El Cisne está cruzada por el ecuador galáctico con la brillante estrella Deneb -Alfa Cygni- ubicada justo en la cola del ave (Deneb significa precisamente "cola") 


Las constelaciones del cielo otoñal


Planetas

El planeta Venus (magnitud aparente de -4,53) ya no es visible por las tardes. Dejó de ser el "lucero del atardecer" para transformarse en el "lucero del alba". Si quieren encontrarlo deberán buscar por el este, se eleva por el horizonte un par de horas antes de la salida del Sol, tan brillante que no falta el observador no experto que lo confunda con las luces de navegación de un avión en maniobra de aterrizaje (aeropuerto cercano) o con una fugaz bengala.

El pequeño Mercurio no es visible, su escasa elongación hace que sea casi imposible distinguirle entre la intensa luz emitida por nuestro Sol.

Marte tampoco es ya visible por el oeste. Espérenlo a fines de diciembre, cuando se estén dando los abrazos de año nuevo. Aparecerá por el este dos horas antes del amanecer, para adelantarse cada vez más, hasta que a mediados de Junio de 2018 se levante por el horizonte este tras la puesta del Sol.

Júpiter (magnitud aparente de -2,44) el campeón del sistema solar, ya es visible por el este tras la puesta de Sol. Aparece asociado con Spica, la estrella más brillante de Virgo y a escasa distancia de Porrima. Júpiter es un objeto codiciado por los astrónomos aficionados. Incluso la utilización de un modesto prismático permite distinguir claramente el disco del mundo y sus cuatro satélites galileanos (los más grandes, Ío, Europa, Ganímedes y Calisto). Si dispones de medios ópticos más avanzados podrás resolver el sistema de bandas que tanto caracteriza al planeta.




Saturno es visible tres horas después del ocaso, a medio camino entre las constelaciones de Ofiuco y Sagitario. En estos momentos tiene una magnitud aparente de 0,30 y está a una distancia de 1.400 millones de kilómetros. Unos prismáticos medios y un telescopio de aficionado bastarán para distinguir su sistema de anillos.




Panorama general por el este desde la latitud de Temuco. Escorpión y el ecuador galáctico dominan la escena.


Ya ven. que el cielo otoñal no tiene nada que envidiar al estival. De hecho, el otoño-invierno es cuando podemos disfrutar en detalle la región del plano galáctico que apunta hacia el centro de la galaxia, una zona rebosante de objetos de interés. Son tantos que necesariamente he debido seleccionar unos pocos, porque a la hora de realizar un recuento detallado nos sorprende el año nuevo. Habrá que combatir el frío a punta de café... yo sugiero Juan Valdéz.



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