El 2006 la Unión Astronómica Internacional le quitó el piso a Plutón y lo degradó desde la muy honrosa categoría de planeta a un concepto nuevo y bastante más difuso de "planeta enano". Hubo cierto revuelo mediático y muchas personas se preguntaron en que consistía el cambio y las razones de sus ejecución.
La invención del telescopio y las modernas técnicas de observación hicieron crecer nuestro sistema solar. Los antiguos conocieron desde siempre al Sol, la Luna, Mercurio, Venus, Júpiter y Marte, cuerpos celestes podían ver a simple vista y que tenían la particularidad de desplazarse regularmente sobre el fondo de estrellas inmoviles. En 1781 se agregó Urano, primer mundo descubierto con auxilio de un telescopio, en 1846 sumamos a Neptuno y en 1930, tras una compleja búsqueda, Clyde Tombaugh descubría Plutón.
Hasta aquí todo bien...Plutón estaba increíblemente lejos, a unos 6.000 millones de kilómetros y pocas cosas se podían saber de él. Ni los más potentes telescopios revelaban detalles de su disco y sus características principales solo podían suponerse, aunque los científicos dedujeron cosas importantes gracias al análisis espectroscopico de la luz que nos llega desde su remota superficie.
En 1978 James Christy logró descubrir a Caronte, la luna más grande de Plutón, un cuerpo que tiene la mitad del diámetro de Plutón y orbita a unos 20.000 kilómetros de distancia del planeta. La importancia del hallazgo del satélite reside en que permitió a los científicos estimar la masa de Plutón y realizar un cálculo estimativo de su diámetro.
Un hecho interesante es que ambos cuerpos -Plutón y Caronte- orbitan en torno a un centro de gravedad común que no está situado en el interior de Plutón, sino que en el espacio.
Pronto quedó claro que Plutón era un cuerpo pequeño y poco denso, con un diámetro ecuatorial de 2.300 km. de hecho, más pequeño que astros como Ganímedes (principal satélite de Júpiter con 5.268 km. de diámetro ) Mercurio (4.897 km. de diámetro) y nuestra propia Luna (3474 km. de diámetro). Era un asunto extraño que un planeta ostentase tan modestas dimensiones, pero todos se encogieron de hombros y continuaron con sus vidas.
Los problemas comenzaron cuando en 2005 el equipo de Mike Brown descubrió Eris, un cuerpo planetario que en su momento se creyó que era más grande y denso que Plutón (hoy sabemos que es marginalmente más pequeño, pero un 27% más denso). Eris posee incluso su propia luna bautizada Disnomia ¿Eris también debía ser considerado un planeta?...¿el décimo planeta? los descubrimientos de cuerpos continuarían y pronto se hizo evidente que el "Cinturón de Kuiper" estaba pobladísimo: Makemake, Orcus, Quaoar, Varuna, Ixion, Haumea, y contando ¿todos debían ser considerados planetas?
Así que el exterior del cuerpo solar estaba poblado por cientos de cuerpos extraños e increíblemente distantes. No se excluía la posibilidad que algunos de estos pequeños astros fuesen más grandes y masivos que el propio Plutón. Si esto era así, cabía la posibilidad que el número de planetas del sistema solar pasase de nueve a cientos...quizá demasiados. Pero no era solamente un asunto de números, las órbitas de estos cuerpos eran muy excéntricas, inclinadas respecto al plano de la eclíptica y tenían más semejanzas con los cometas que con un planeta "tradicional". Por ejemplo, la órbita de Plutón tiene una inclinación de 17° (la más alta) respecto al plano de la eclíptica, y la excentricidad de su órbita es tal que llega a invadir la órbita de Neptuno, existiendo un período de 20 años en que Plutón está más cerca del Sol que Neptuno.
Con todos estos antecedentes sobre la mesa surgió la necesidad de clarificar la categoría de planeta y decidir que cuerpos tendrían el honor de ser incluidos ahí, por ende, debía definirse que hacer con los cuerpos que (eventualmente) quedasen fuera de esta categoría. El asunto no tenía fácil solución y dio paso a profundas disputas.
En su reunión celebrada en Praga, el año 2006, la UAI decidió (tras bastante polémica) que, para ser considerado planeta un cuerpo debía cumplir los siguientes requisitos:
1) Debía orbitar en torno al Sol. Plutón cumplía esta característica.
2) Debe tener un tamaño y masa suficiente para que su gravedad sea superior a las fuerzas de cohesión de la materia, alcanzando un equilibrio hidrostático. En buen español, debía tener una forma esférica. Plutón también cumple esta característica.
3) Tenía que haber despejado su órbita de cuerpos menores. Un planeta debe avanzar majestuosa y soberanamente a lo largo de su órbita. No puede compartir su trayectoria con cuerpos de masa similar. Aquí empezaban los problemas. La órbita de Plutón no estaba libre ni despejada, sino que se entrelazaba con los cuerpos del cinturón de Kuiper. Por tanto, con énfasis en este punto, Plutón recibió el puntapié y dejó de ser considerado un planeta clásico.
En su lugar se creó la categoría de "planeta enano", que agrupó a Plutón, Eris y Ceres (este último en el cinturón de asteroides), cuerpos que también poseen equilibrio hidrostático pero no han despejado sus órbitas. Posteriormente se sumaron Makemake y Haumea. Se piensa que Tritón -principal satélite de Neptuno- es un antiguo planeta enano del cinturón de Kuiper capturado por la gravedad del planeta. Otros cuerpos esperan una definición y están catalogados como "candidatos a planeta enano".
Una parte de la comunidad científica estadounidense se sintió sumamente agraviada con la decisión. Algunos tildaron el asunto de "herejía científica". Los detractores a la decisión de la UAI defendían una propuesta en que los planetas sumaban 13 (contando a Plutón, Eris, Ceres, Haumea y Makemake), pero tal postura era indefendible. En realidad, el observador externo tiene la impresión de que buena parte de la defensa cerrada de Plutón como el noveno planeta se debe a la nacionalidad de su descubridor.
Por supuesto, este arreglo de la UAI tiene un componente de subjetividad y no deja todos los cabos atados. De partida, la diferenciación entre asteroide y planeta enano queda en una frontera extremadamente difusa (como la diferencia entre cometa y asteroide).
Otros han citado el ejemplo de los asteroides troyanos. Estos asteroides son cuerpos que ocupan la misma órbita de un planeta, ubicados en los llamados "puntos estables de lagrange 4 y 5"...¿su existencia implica que los planetas con asteroides troyanos (Marte, Júpiter, Neptuno y nuestra propia Tierra) no han logrado despejar su órbita? ¿son entonces planetas enanos?
No obstante, la mayor parte de la comunidad científica se mostró satisfecha con las nuevas definiciones. Estas dificultades de clasificación nos dan una idea del universo complejo en que habitamos y es posible que a futuro surjan nuevos problemas...¿cuál es la diferencia entre una enana marrón y un gigante gaseoso? en este punto debemos recordar que la ciencia se construye por capas. Cada generación de científicos se para sobre los hombros de generaciones anteriores y utiliza sus logros para interpretar el confuso universo que nos rodea. Por ahora este arreglo es útil para interpretar nuestro sistema solar...quizá a futuro sufra nuevas adaptaciones.
Antes de la pasada de la sonda New Horizons esta era la mejor imagen que teniamos de Plutón. |
En 1978 James Christy logró descubrir a Caronte, la luna más grande de Plutón, un cuerpo que tiene la mitad del diámetro de Plutón y orbita a unos 20.000 kilómetros de distancia del planeta. La importancia del hallazgo del satélite reside en que permitió a los científicos estimar la masa de Plutón y realizar un cálculo estimativo de su diámetro.
Un hecho interesante es que ambos cuerpos -Plutón y Caronte- orbitan en torno a un centro de gravedad común que no está situado en el interior de Plutón, sino que en el espacio.
Plutón y Caronte orbitan en torno a un punto de gravedad que está situado fuera de Plutón (Wikipedia). |
Pronto quedó claro que Plutón era un cuerpo pequeño y poco denso, con un diámetro ecuatorial de 2.300 km. de hecho, más pequeño que astros como Ganímedes (principal satélite de Júpiter con 5.268 km. de diámetro ) Mercurio (4.897 km. de diámetro) y nuestra propia Luna (3474 km. de diámetro). Era un asunto extraño que un planeta ostentase tan modestas dimensiones, pero todos se encogieron de hombros y continuaron con sus vidas.
Los problemas comenzaron cuando en 2005 el equipo de Mike Brown descubrió Eris, un cuerpo planetario que en su momento se creyó que era más grande y denso que Plutón (hoy sabemos que es marginalmente más pequeño, pero un 27% más denso). Eris posee incluso su propia luna bautizada Disnomia ¿Eris también debía ser considerado un planeta?...¿el décimo planeta? los descubrimientos de cuerpos continuarían y pronto se hizo evidente que el "Cinturón de Kuiper" estaba pobladísimo: Makemake, Orcus, Quaoar, Varuna, Ixion, Haumea, y contando ¿todos debían ser considerados planetas?
Concepción artística de Eris y su satélite Disnomia. Tal sería el alboroto producido por su descubrimiento, que fue bautizado con el nombre de la diosa griega de la discordia (Wikipedia). |
Así que el exterior del cuerpo solar estaba poblado por cientos de cuerpos extraños e increíblemente distantes. No se excluía la posibilidad que algunos de estos pequeños astros fuesen más grandes y masivos que el propio Plutón. Si esto era así, cabía la posibilidad que el número de planetas del sistema solar pasase de nueve a cientos...quizá demasiados. Pero no era solamente un asunto de números, las órbitas de estos cuerpos eran muy excéntricas, inclinadas respecto al plano de la eclíptica y tenían más semejanzas con los cometas que con un planeta "tradicional". Por ejemplo, la órbita de Plutón tiene una inclinación de 17° (la más alta) respecto al plano de la eclíptica, y la excentricidad de su órbita es tal que llega a invadir la órbita de Neptuno, existiendo un período de 20 años en que Plutón está más cerca del Sol que Neptuno.
La órbita de Plutón es muy inclinada en relación a las órbitas de los ocho planetas. |
Comparación de tamaños entre nuestro planeta y diversos cuerpos del cinturón de Kuiper (Wikipedia). |
Con todos estos antecedentes sobre la mesa surgió la necesidad de clarificar la categoría de planeta y decidir que cuerpos tendrían el honor de ser incluidos ahí, por ende, debía definirse que hacer con los cuerpos que (eventualmente) quedasen fuera de esta categoría. El asunto no tenía fácil solución y dio paso a profundas disputas.
En su reunión celebrada en Praga, el año 2006, la UAI decidió (tras bastante polémica) que, para ser considerado planeta un cuerpo debía cumplir los siguientes requisitos:
1) Debía orbitar en torno al Sol. Plutón cumplía esta característica.
2) Debe tener un tamaño y masa suficiente para que su gravedad sea superior a las fuerzas de cohesión de la materia, alcanzando un equilibrio hidrostático. En buen español, debía tener una forma esférica. Plutón también cumple esta característica.
3) Tenía que haber despejado su órbita de cuerpos menores. Un planeta debe avanzar majestuosa y soberanamente a lo largo de su órbita. No puede compartir su trayectoria con cuerpos de masa similar. Aquí empezaban los problemas. La órbita de Plutón no estaba libre ni despejada, sino que se entrelazaba con los cuerpos del cinturón de Kuiper. Por tanto, con énfasis en este punto, Plutón recibió el puntapié y dejó de ser considerado un planeta clásico.
En su lugar se creó la categoría de "planeta enano", que agrupó a Plutón, Eris y Ceres (este último en el cinturón de asteroides), cuerpos que también poseen equilibrio hidrostático pero no han despejado sus órbitas. Posteriormente se sumaron Makemake y Haumea. Se piensa que Tritón -principal satélite de Neptuno- es un antiguo planeta enano del cinturón de Kuiper capturado por la gravedad del planeta. Otros cuerpos esperan una definición y están catalogados como "candidatos a planeta enano".
Una parte de la comunidad científica estadounidense se sintió sumamente agraviada con la decisión. Algunos tildaron el asunto de "herejía científica". Los detractores a la decisión de la UAI defendían una propuesta en que los planetas sumaban 13 (contando a Plutón, Eris, Ceres, Haumea y Makemake), pero tal postura era indefendible. En realidad, el observador externo tiene la impresión de que buena parte de la defensa cerrada de Plutón como el noveno planeta se debe a la nacionalidad de su descubridor.
Protestas contra la decisión de la UAI. Nos queda la impresión de que si Tolomeo hubiese sido estadounidense habría una cerrada defensa de la Tierra como centro del sistema solar |
Por supuesto, este arreglo de la UAI tiene un componente de subjetividad y no deja todos los cabos atados. De partida, la diferenciación entre asteroide y planeta enano queda en una frontera extremadamente difusa (como la diferencia entre cometa y asteroide).
Otros han citado el ejemplo de los asteroides troyanos. Estos asteroides son cuerpos que ocupan la misma órbita de un planeta, ubicados en los llamados "puntos estables de lagrange 4 y 5"...¿su existencia implica que los planetas con asteroides troyanos (Marte, Júpiter, Neptuno y nuestra propia Tierra) no han logrado despejar su órbita? ¿son entonces planetas enanos?
No obstante, la mayor parte de la comunidad científica se mostró satisfecha con las nuevas definiciones. Estas dificultades de clasificación nos dan una idea del universo complejo en que habitamos y es posible que a futuro surjan nuevos problemas...¿cuál es la diferencia entre una enana marrón y un gigante gaseoso? en este punto debemos recordar que la ciencia se construye por capas. Cada generación de científicos se para sobre los hombros de generaciones anteriores y utiliza sus logros para interpretar el confuso universo que nos rodea. Por ahora este arreglo es útil para interpretar nuestro sistema solar...quizá a futuro sufra nuevas adaptaciones.
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