La galaxia de Andrómeda (Messier 31, M31 o NGC 224) es el objeto más lejano que podemos contemplar a simple vista. Es una enorme galaxia de tipo espiral barrada situada a unos 2,5 millones de años luz de nosotros, por tanto, al verla en el cielo la contemplamos como era hace 2 millones de años. Está 13 veces más lejos de nosotros que la Gran Nube de Magallanes y en el cielo nocturno se nos aparece como una discreta mancha blanca. Su baja magnitud aparente (4,36) obliga a la utilización de medios ópticos de mediana potencia, junto a condiciones de observación óptimas, para distinguir algunos de sus detalles
La galaxia de Andrómeda (Wikipedia) |
Andrómeda es la galaxia más grande e importante del llamado Grupo local, del cuál ya hablamos en una entrada anterior. Es bastante más grande que nuestra Vía Láctea, extendiéndose por un largo de unos 220.000 años luz, sin embargo, las dimensiones de su halo galáctico son enormes, alcanzando hasta un millón de años luz. De hecho, el halo de Andrómeda llega hasta medio camino de nuestra Vía Láctea y los "suburbios" de ambas galaxias casi llegan a tocarse. Este halo es rico en elementos más pesados que el helio, expulsados al espacio por generaciones de supernovas que han explotado en sus entrañas. En contrapartida, los orgullosos humanos hemos creído que nuestra galaxia es más densa, es decir, que contiene mayor cantidad de materia, sin embargo, las últimas mediciones indican que la galaxia de Andrómeda nos ganaría por goleada pues contiene fácilmente... ¡¡entre 200.000 - 400.000 millones de astros!!
El enorme halo galáctico de Andrómeda (Wikipedia) |
Hasta 1920 se creía que Andrómeda era una mera nebulosa, -la gran nebulosa de Andrómeda- que estaba situada en el interior de nuestra propia galaxia. Immanuel Kant, el filósofo del siglo XVIII, había sostenido con audacia que la nebulosa era en realidad un "universo isla", un conglomerado de estrellas independiente de la Vía Láctea situado a una distancia enorme, pero carecía de data objetiva para respaldar sus ideas. El astrónomo francés Pierre Simón Laplace replicaba que la nebulosa era un sistema estelar en formación a escasa distancia de la Tierra, explicación que sonaba muy lógica y se ganó un duradero respaldo entre la comunidad cientifica de la época. Williams Herschel (el descubridor del planeta Urano) creía que estaba a unos 17.000 años luz como mucho. La polémica solo quedaría zanjada en 1923, cuando las investigaciones de Edwin Hubble -midiendo la distancia a variables cefeidas ubicadas dentro de la nebulosa- demostraron que Andrómeda era en realidad una estructura enorme a una gran distancia de la Vía Láctea, de hecho, estableció que todas aquellas "nebulosas espirales" eran "universos islas" fuera de los límites de nuestra galaxia. Su descubrimiento marcó uno de los grandes hitos de la ciencia, porque Hubble, de la noche a la mañana, amplió las fronteras del cosmos en varios órdenes de magnitud. El universo no era la extensa morada de una única galaxia -la nuestra- sino que contenía grandes cantidades de galaxias a unas distancias que el ser humano apenas podía concebir y cuyo cálculo producía una sensación de vértigo y pasmo. Casi dos siglos después de escribir sus ideas Kant había sido reivindicado.
Espectacular acercamiento a la galaxia de Andrómeda. La fotografía es del telescopio espacial Hubble. Pueden bajarla a tamaño completo aquí. |
Andrómeda tiene un particular interés por ser una galaxia espiral cercana y semejante a la nuestra. Es sin duda la galaxia más estudiada por los astrónomos, y durante el primer cuarto del siglo XX fue observada en extenso para dilucidar su verdadera naturaleza. Desde nuestra linea visual se nos presenta ladeada unos 11°, por tanto, la contemplamos casi de canto. Es una circunstancia desafortunada porque nos impide una visión detallada ( al estilo de M51, la galaxia del remolino) de sus brazos espirales y la compleja estructura de su núcleo.
Panorama general de Andrómeda en el cielo nocturno. |
Relativamente cerca de Andrómeda podemos ver a la tercera galaxia más importante del Grupo Local: M33, la hermosa Galaxia del Triángulo, que es indistinguible a simple vista (aunque algunos aseguran poder verla en las condiciones adecuadas). La inclinación de M33 (imagen de la derecha) respecto a nuestro campo visual es mayor que el de Andrómeda, por tanto nos ofrece mayores detalles de sus estructuras. Está a medio camino entre las constelaciones de Piscis y El Triángulo, y para su observación bastará un telescopio de aficionado o unos simples prismáticos
Andrómeda es rica en cúmulos globulares, de los que habría unos 460. Es seguro que quedan otros por descubrir, ocultos entre masivas nubes de gas y polvo que tanto obstaculizan una adecuada observación. El más importante de estos cúmulos es Mayall II (G1) un brillante conglomerado ubicado a unos 150.000 años luz del centro galáctico y dos veces más masivo que Omega Centauri, el cúmulo globular más grande de nuestra Vía Láctea. Una característica de los cúmulos de Andrómeda es que tendrían diversas edades, al contrario de los presentes en la Vía Láctea, compuestos mayormente por estrellas de edad avanzada (Población I). Se ha visto aquí una señal de canibalismo galáctico: Andrómeda se habría dedicado a devorar galaxias más pequeñas que le habrían aportado una ingente cantidad de materia y estrellas jóvenes, de hecho, se piensa que Mayall II contiene los restos de una antigua galaxia enana satélite devorada por Andrómeda. Un caso análogo tenemos en la Vía Láctea, donde muchos científicos piensan que nuestro cumulo globular más importante, Omega Centauri, también es el remanente de una galaxia satélite aspirada por nuestra galaxia.
En algún momento del pasado, hace unos 2.500 millones de años, Andrómeda y la Galaxia del Triángulo (M33) habrían tenido un encontrón gravitacional y ambas habrían quedado medio deformadas. También es posible que en algún momento del pasado la Vía Láctea y Andrómeda hayan tenido colisiones similares, pero en todo caso las observaciones indican que la galaxia de Andrómeda se está acercando a nosotros con una velocidad de 500.000 km/h, a este paso colisionará con la Vía Láctea dentro de 3.000 millones de años para formar una galaxia elíptica gigante... no hay para que estresarse, el horizonte de tiempo es tan dilatado que para entonces no quedará ni el polvo de los huesos de la milésima generación de nuestra descendencia.
El análisis de fotografías en UV capturadas por el telescopio GALEX muestran que los brazos de Andrómeda son ricos en estrellas jóvenes (Población II), y que la intensa presencia de polvo favorece la presencia de zonas de formación estelar, mientras que en el núcleo tenemos mayor abundancia de estrellas población II.
Ya sabemos que el centro de nuestra galaxia oculta un agujero negro con una masa que es unas 4 millones de veces la de nuestro Sol, pero en esto nuestra galaxia no es exclusiva. El telescopio espacial de rayos X Chandra, ha detectado unos 35 "candidatos" a agujero negro en la galaxia de Andrómeda. Siete de estos candidatos se ubican a menos de 1.000 años luz del centro gálactico, una situación que cae dentro de la normalidad, porque el núcleo de Andrómeda es bastante más abultado que el nuestro, y en consecuencia existe una mayor posibilidad de originar agujeros negros.
Fotografía en UV de Andrómeda: Se distinguen las estrellas jóvenes y calientes que abundan en los brazos espirales. |
Concepción artística: El núcleo de Andrómeda, con estrellas jóvenes y azules en las cercanías de un agujero negro supermasivo (NASA/ESO) |
Como principal regente del Grupo Local, la galaxia de Andrómeda mantiene una cohorte de 14 galaxias enanas satélites que orbitan a su alrededor. Las más importantes son M32 y M110. M32 es una galaxia de tipo elíptica de unos 4.000 años luz de radio. Es posible que hace unos 200 millones de años M32 y Andrómeda colisionasen, con gran perjuicio para la primera, pues habría perdido una importante cantidad de materia que fue robada por la potente fuerza de gravedad de su compañera mayor. M110 es una elíptica a unos 190.000 años luz de Andrómeda. Ambas pueden distinguirse con ayuda de medios ópticos y cielos óptimos para la observación, aunque como tenues manchas de luz sin resolverse mayores detalles
Celestia: Andrómeda y dos de sus galaxias satélites, M110, a la izquierda, y M32, arriba a la derecha, danzan en el infinito, gracias a la música gravitatoria. |
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