martes, 13 de junio de 2017

En la máquina del tiempo: visitando la constelación de Orión dentro de 450.000 años en el futuro.


Ya sabemos que en el cosmos  nada es eterno o inmóvil. Las manadas de galaxias y estrellas se mueven incesantemente, obedeciendo los dictados de la gravedad y la expansión del universo. Esto implica que el panorama que contemplamos en el cielo nocturno está en constante renovación. Por supuesto, el proceso es imposible de advertir en los modestos intervalos de la vida humana, pero las constelaciones que hoy nos son familiares no lo han sido ni lo serán siempre. En el fondo una constelación no es más que una construcción imaginaria, pues las estrellas que las componen no están realmente relacionadas entre si, y cada uno de sus integrantes sigue direcciones y velocidades diferentes. Llegará un día en que otras figuras y asterismos completen el cielo nocturno, haciendo irreconocible el panorama actual.

La ESA ha elaborado un demostrativo video sobre los cambios que afectarán a la constelación de Orión hasta dentro de 450.000 años. Los movimientos futuros de cada estrella se pueden precisar gracias a las campañas de observación desarrolladas por las sondas Hipparcos y Gaia, que han sido capaces de precisar las características y movimientos de unos dos millones de astros. Estos videitos son sumamente ilustrativos y nos restriegan en la cara la brevedad de nuestras vidas.




Si se fijan bien, pese a los cambios que enfrentará, el asterismo del cazador sigue siendo reconocible: su "cinturón" apenas sufre cambios, aunque es posible que ya entonces Betelgeuse haya explotado como supernova, pero imaginen lo que sucedería si el horizonte temporal del video fuese no de cientos de miles, sino de millones de años... entonces los cambios si que serían radicales.

Orión es una de mis constelaciones favoritas, Cuando me estaba iniciando en esta afición (con mi humilde primer telescopio) el asterismo de Orión era mi punto de referencia, que me ayudaba a encontrar el resto de los objetivos celestes. Sin Orión no era capaz de distinguir nada. De hecho, ni siquiera pensaba en Orión, todo mi empeño quedada reducido a encontrar las Tres Marías o la rojiza Betelgeuse. Desde ahí me arrastraba penosamente por el cielo hasta ser capaz de ubicar a Sirio, posteriormente reconocí las Pléyades, la Cruz del Sur, Canopus... y desde ahí hasta el infinito ;)

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