En la constelación de Cáncer
tenemos dos cúmulos abiertos notables: M44, conocido como el Pesebre, y M67,
objeto de esta entrada.
Los cúmulos abiertos son
formaciones de estrellas que tuvieron un origen común, es decir, se originaron
al mismo tiempo de la misma nube de hidrógeno. Tras su génesis permanecen
unidas por la fuerza de gravedad, al menos por un tiempo, ya que el paso de las
eras termina por disgregarlos y cada componente sigue su propio destino
alrededor del núcleo galáctico.
M67 fue descubierto antes de 1779
por Johann Gottfried Koehler. Es uno de los cúmulos abiertos más antiguos de la
galaxia, con una edad que rondaría los 4.500 millones de años, (las Pléyades
tendrían 300 millones) más o menos la edad de nuestro Sol. El hecho es
interesante, porque se ha postulado la idea de que M67 es, precisamente, la
familia original de nuestro Sol. Aparte de la edad aducen otras semejanzas,
como una composición química muy similar (esto es, los porcentajes de elementos
pesados de cada estrella). No hay forma de corroborar esta sugestiva teoría,
porque en 4.000 millones de años el Sol ha tenido tiempo de dar unas 20 vueltas
en el carrusel galáctico, atravesando masas de campos estelares, material,
polvo y enfrentando todas las distorsiones gravitatorias de tan largo viaje.
El cúmulo M67, en la constelación de Cáncer (wikipedia). |
M67 (NGC 2682) tiene unas 500
estrellas (como las Pléyades), las más brillantes con magnitudes aparentes entre
9-10. Se encuentra bastante lejos, a unos 2.700 años luz de distancia. Cubre un
diámetro de unos 20 años luz y su magnitud conjunta anda por los 6, visible a
simple vista, pero de forma muy tenue. La mayoría de las componentes todavía están
en la secuencia principal (fusionan hidrógeno), pero hay estrellas para todos
los gustos: gigantes naranjas de tipo M, junto a débiles enanas rojas y
estrellas azules tipo B muy brillantes. El cúmulo es un excelente campo de
observaciones sobre los modelos de evolución estelar y ha sido estudiado con
mucho detalle.
Hay exoplanetas en el cúmulo. Se
han descubierto algunos Júpíteres calientes, esto es, planetas de masas
similares a nuestro Júpiter orbitando muy cerca de sus estrellas, por tanto, con
temperaturas más elevadas. El método para encontrarlos ha sido la velocidad
radial, que nos permite medir el pequeño bamboleo que planetas en órbita
inducen sobre sus estrellas. Uno de los jupíteres orbita en torno a una
estrella que es, a todos efectos, un gemelo de nuestro Sol. Los modelos de
génesis planetaria indicarían que este tipo de planetas se originan lejos de su
estrella madre (como nuestro Júpiter) para posteriormente migrar hacia el
interior, pero estos modelos aún no están claros.
Concepción artística de un Júpiter caliente orbitando muy próximo a una estrella del cúmulo M67. |
M67 es un interesante objeto al
ocular del telescopio, aunque el primer efecto es confundirlo con el mucho más
brillante M44, del que se encuentra separado por unos 10 grados de distancia. Ocupa
unos treinta minutos de arco, más o menos el diámetro de la Luna llena. El
cúmulo es visible en estas fechas (noviembre), asomándose por el este después
de la medianoche. Van a necesitar cielos oscuros para un resultado óptimo. La
constelación de Cáncer esta formada por estrellas poco brillantes lejos del
plano galáctico, pero aun así en una región del cielo que contiene algunos de
las estrellas más destacadas del firmamento. Lo mejor es ubicar el par brillante
de estrellar Castor y Póllux (en el Can Menor) y desde ahí trazar una línea
imaginaria hasta Régulo (la estrella más brillante de Leo). Casi en mitad de
esta línea imaginaria encontrarán la constelación de Cáncer. M67 está cerca de
Acubens (Alfa Cancri), que en realidad es la segunda estrella más brillante de
la constelación después de Altarf (Beta Cancri). Deberán tener cierta paciencia
para localizarlo, pero vale la pena, posiblemente se encuentren observando el
lugar del nacimiento de nuestro Sol.
Ubicación de M67 en la constelación de Cáncer (Stellarium). |