sábado, 12 de marzo de 2016

El cúmulo de las Pléyades.


Cúmulo de las Pléyades, las siete hermanas del cielo.


Dejaremos, por un momento, de lado nuestra misteriosa Luna y fijaremos la vista en una de las más bellas formaciones del cielo sur: el cúmulo abierto de las Pléyades.


Los cúmulos abiertos son formaciones de cientos o miles de estrellas que tendrían un origen común, es decir, que provienen de la misma nube de gas primordial. Hay miles de cúmulos dispersos por la vastedad de nuestra galaxia, pero uno de los más cercanos, y hermosos, está conformado por el grupo de las Pléyades.




Las pléyades (en griego: palomas), o M45 según el catálogo de Messier, son conocidas popularmente como "el carrito" o "las siete hermanas" y se ubican en las proximidades de la constelación del Toro (Taurus), donde también podemos encontrar la célebre Nebulosa del Cangrejo (M1) y  el cúmulo de las Híades, este último el cúmulo abierto más cercano a nosotros (a 150 años luz). Las Pléyades están situadas en el hemisferio norte de la bóveda celeste,  no obstante, son visibles en el cielo del hemisferio sur durante gran parte del verano, hecho que contribuye a las delicias de los aficionados a la astrofotografía.

El cúmulo esta compuesto por unas 1.000 estrellas, a una distancia de 400 años luz de la Tierra. Se extiende por unos 40-70 años luz de diámetro y abarca un espacio de 110 segundos de arco en el cielo. La edad del conjunto sería de unos 100 millones de años, lo que a escala cósmica es casi un suspiro de vida. 

Las coordenadas del cúmulo son A.R 03h 47'  Declinación +24° 07' 32

Debido a su corta edad, la mayoría de las estrellas son jóvenes blanco azuladas y muy calientes, que en promedio tienen un tamaño cinco veces superior a nuestro Sol. Sin embargo, también se habrían detectado enanas blancas (cadáveres de estrellas) que pondrían en entredicho la edad precisada para el cúmulo, pues 100 millones de años no son tiempo suficiente para que una estrella normal (de secuencia principal) evolucione y muera como enana blanca. El tema es objeto de debate entre los especialistas.

Restos de la nebulosa original asociada rodean al cúmulo, dándole la apariencia de reposar entre nubes de vapor. Estos velos son invisibles a simple vista, pero es posible capturarlos mediante la astrofotografía, con tiempos amplios de exposición. Otros expertos opinan que los restos de la nebulosa original se dispersaron hace tiempo, y que el conjunto de estrellas se encuentra cruzando un sector del espacio lleno de gas y polvo.

La observación del cúmulo a ojo desnudo, preferentemente lejos de la contaminación lumínica, produce resultados gratificantes. De sus cerca de 500 estrellas, se distinguen a simple vista Alcíone, Electra, Atlas, Merope, Maya y Taygete, si tienes una vista aguda podrás distinguir también a Celeno, Pleione, Astérope y algunas otras.




Las principales estrellas del cúmulo, rodeadas por los restos de la nebulosa que les dio la vida. La principal de estas nubosidades rodea a Merope.

Para muchos, la mejor forma de ubicar a las Pléyades a simple vista en el cielo es la siguiente: trazar una línea imaginaria que parta desde el cinturón de Orión (las populares "Tres Marías") y que llegue hasta la estrella Aldebarán. Una breve prolongación de la línea nos dará rápidamente con la formación.


Localización rápida de las Pleyades, trazando una línea que parte desde las Tres Marías (en Orión), cruza Aldebarán y finaliza en el cúmulo.


En cuanto a su magnitud aparente, los astros se ordenan así, (del más brillante al menor)

Alcione (2,85), Atlas (3,63), Electra (3,72), Maia (3,87), Mérope (4,14), Taygeta (4,29), Pleione (5,05), Celaeno (5,45)

Alcíone (Eta Tauri) la más brillante, es en realidad un sistema múltiple formado por 4 estrellas. La principal, Alcíone A, es un astro 20 veces mayor que nuestro Sol y con una luminosidad que es unas 2.000 veces superior.


Las Pléyades se encuentran cerca de la línea de la eclíptica (camino aparente del Sol durante el año sobre el fondo inmóvil de las estrellas) lo que permite periódicas conjunciones entre el cúmulo, la Luna y los planetas del sistema solar.



Año 2009: Conjunción de la Luna y las Pléyades. Foto: Universidad de Manchester.


21 de Enero de 2015, el cometa Lovejoy fotografiado en las proximidades del cúmulo de las Pléyades. Foto: German Savor.


El mejor momento para observar el cúmulo de las Pléyades es en los meses de verano. A partir de Diciembre, la constelación es visible mirando hacia el norte desde las 22:30 hrs. y ocultándose por el horizonte a las 3:00 de la mañana.

A mediados de Marzo la constelación solo es visible durante un par de horas a partir del atardecer, cayendo las Pléyades por el horizonte a las 22:00  hrs. (aunque con los continuos cambios de horario en Chile es mejor no asegurar nada de antemano).




Situación de las pléyades (círculo amarillo) a mediados de Diciembre en el hemisferio sur. El conjunto se divisa mirando hacia el norte.


Finalmente, la  gravedad de la Vía Lactea desarmará el cúmulo, dejando de ser visible en su forma actual dentro de unos 250 millones de años. Si para entonces aún existe algún tipo de vida inteligente en nuestro planeta, las Pléyades se habrán disuelto como conjunto, con cada estrella tomando su rumbo particular en la vastedad del espacio.



Las Pléyades y Venus sobre los cielos de Perú. Foto: Julie Zaloga.

El cúmulo desempeñó un rol fundamental en la mitología de muchas culturas de la antigüedad.  Los nombres actuales de sus estrellas principales provienen de la mitología griega, pues las Pléyades son siete hijas del titán Atlas, inmortalizadas en la bóveda celeste por voluntad de Zeus. Los mayas, famosos por sus complejos calendarios, creían que era el lugar originario de su civilización.

La fabricante japonesa de automóviles Subaru emplea un logo que representa a las Pléyades estilizadas, de hecho, "Subaru" es la palabra japonesa para las Pléyades.



Existe una teoría, con mucha resonancia en círculos esotéricos, según la cuál nuestro Sol gira en torno a Alcíone. La enorme distancia entre ambas estrellas (unos 400 años luz) hace que esto sea imposible. Lo cierto es que nuestro Sol también se mueve en el espacio, pero lo hace en torno al centro de nuestra galaxia (lo que se conoce como año galáctico), completando una vuelta en el módico período de 225 millones de años.















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