La constelación de Escorpión
Los cielos otoñales de Temuco no son los más aptos para la observación de los astros. A la abundancia de cielos nublados debemos sumar una espesa capa de contaminación producida por la quema de leña para calefacción. Sin embargo, el frío y el humo del otoño también nos trae una de las constelaciones más conspicuas y conocidas del cielo meridional: la constelación de Scorpio (Escorpión)
Su amenazadora silueta ha sido conocida desde el amanecer de los tiempos, y siempre ha jugado un rol destacado en los sistemas de mitos y leyendas alrededor del globo.
El Escorpión se alza sobre el cielo otoñal. El planeta Marte vagabundea por las cercanías de la constelación, rivalizando en brillo y en color con la gigantesca Antares. |
Ubicada a -20° del Ecuador Celeste, la constelación de Escorpión es perfectamente visible en el cielo invernal del hemisferio meridional. A medida que progresa el invierno se encuentra cada vez más alta sobre el horizonte, permaneciendo en el cielo durante toda la noche, brindando buenas oportunidades para su observación.
El escorpión se alza sobre el horizonte, foto del blog de Guillermo Abramson. |
Antiguamente, la extensión del asterismo de Escorpión era mayor, pero los romanos le amputaron casi la mitad de sus pinzas para formar una nueva constelación que bautizaron como Libra. Los nombres de las dos estrellas más brillantes de Libra: Zubeneschalami (literalmente "pinza derecha") y Zubenelgenubi ("pinza del sur") quedaron como una reminiscencia de esta amputación.
El asterismo de Escorpión, tan conspicuo e interesante, siempre jugó un rol importante para las civilizaciones clásicas. Conocido ya en Babilonia, pasó a griegos, romanos y árabes como un componente más del Zodíaco, (lit. "rueda de los animales"), la famosa rueda formada por 12 animales y personajes mitológicos (con la única excepción de Libra) que marca el camino aparente del Sol durante el año.
En la estructura de mitos griegos, el escorpión es enviado por la diosa Gea para dar muerte a Orión, el fornido y vanidoso cazador que tantos quebraderos de cabeza (al estilo de Hércules y Sansón) estaba ocasionando entre las caprichosas divinidades. Orión prestaría su nombre a la más hermosa de las constelaciones, pero la enemistad con el escorpión continúa: se rehúsan a compartir sitio en la bóveda celeste, y el Escorpión se alza sobre el horizonte cuando la constelación de Orión se hunde por el Oeste.
El asterismo de Escorpión. Es uno del los pocos cuya figura guarda un parecido con lo que su nombre indica. |
Formando la cabeza del arácnido, Dschubba ("la frente") es una estrella variable ubicada a unos 400 años luz de nosotros. Dschubba es, en realidad, un sistema de 4 estrellas que orbitan en torno a un centro de gravedad común. A partir del año 2000, la componente principal experimentó un notable aumento de su brillo, transformándose en la segunda estrella más brillante de la constelación. Es un hecho inusual, pues a la modesta escala de nuestras vidas es difícil apreciar cambios de esa magnitud en la bóveda celeste.
Antares brilla con todo su esplendor a la izquierda de la fotografía. La nube que la rodea esta formada por material expulsado por la propia estrella. A la derecha se distingue el cúmulo M4. |
Antares posee una luminosidad 10.000 veces mayor a la del Sol, aunque su temperatura superficial es menor, unos 3.600° K. y pese a su descomunal tamaño, su masa equivale "apenas" a unas 15 masas solares, siendo su densidad media mucho menor a la de nuestro Sol.
Su peculiar nombre, "Adversario de Ares" viene dado por los continuos "encontrones" entre Antares y el planeta Marte (nombre romano del dios griego Ares), con quien comparte un brillo y color semejantes. La ubicación de Antares cerca de la eclíptica, -tránsito aparente del Sol y los planetas por el cielo- es la razón de esta rivalidad cósmica.
Antares es un sistema binario. Su acompañante, Antares B, es una enana azul de clase B2.5 a unos 550 años luz de Antares. Tiene un brillo que es 150 veces superior al del Sol, pero no puede competir con los impresionantes atributos de Antares, que la eclipsa totalmente.
Ubicada en el extremo de una de las pinzas, Acrab (Alacrán), es en realidad un complejo sistema quíntuple de estrellas. La principal está ubicada a unos 550 años luz de distancia y es unas veinte veces más grande que nuestro Sol.
Sargas, ubicada en el inicio del aguijón, es la tercera estrella más brillante de la constelación. Gigante blanco-amarillenta de tipo F1, esta ubicada a unos 270 años luz de nosotros y es unas 20 veces más grande que nuestro Sol. Sargas también es conocida por el nombre de Girtab, palabra de origen sumerio que significaría "el escorpión".
Sargas, ubicada en el inicio del aguijón, es la tercera estrella más brillante de la constelación. Gigante blanco-amarillenta de tipo F1, esta ubicada a unos 270 años luz de nosotros y es unas 20 veces más grande que nuestro Sol. Sargas también es conocida por el nombre de Girtab, palabra de origen sumerio que significaría "el escorpión".
Respecto a los objetos de espacio profundo, este escorpión venenoso está lleno de tesoros. A mi parecer, uno de los objetos más bellos es M6, el Cúmulo de la Mariposa, un cúmulo galáctico formado por unas 80 estrellas jóvenes y calientes, ubicado a unos 1.600 años luz de distancia. Me encanta este cúmulo, flotando como un azulado racimo de paz sobre la negrura indiferente del cosmos.
Muy cerca de la imponente Antares, M4 debe ser el cúmulo galáctico más cercano al Sol, a unos 7.000 años luz de nosotros. Descubierto en 1746, es un bello y caótico conglomerado de estrellas que necesita de telescopios medianos para distinguir algunos detalles. Densas nubes de material absorben buena parte del brillo de M4, aún así, el telescopio espacial Hubble descubrió en 2003 un planeta 2,5 veces más grande que Júpiter, orbitando una de las enanas blancas del cúmulo.
El escorpión es la constelación más reconocida de nuestros cielos invernales. Se ubica cerca de la Vía Lactea, aquella espléndida banda de luz que es en realidad la región central de nuestra galaxia, donde se dispara desmesuradamente la cantidad de estrellas y objetos de espacio profundo. El escorpión es el equivalente invernal al Orión estival, un generoso despliegue de la bóveda celeste, que no decepcionará a los interesados.
El escorpión flotando sobre el fondo luminoso de la Vía Lactea, conglomerado de estrellas que forman el perfil de nuestra Galaxia. |