En los últimos dos años hemos vivido una oleada de interesantes hallazgos planetarios. Los descubrimientos caen rápidamente, de tal manera que muchos ya no se sorprenden y sospecho que en un tiempo más simplemente dejarán de ser
noticia. Al menos en Chile la televisión abierta aún se digna a dedicarles 30-40 segundos durante los noticiarios. Si recapitulamos, el primer descubrimiento sabroso fue Próxima b, un
exoplaneta que orbita alrededor de nuestra vecina Próxima Centauri, una enana
roja a 4,2 años luz. Luego vinieron los planetas de TRAPPIST-1, de los que unos
tres podrían estar ubicados en la zona de habitabilidad, y finalmente, para
coronar el año, el Observatorio Austral Europeo (ESO, por sus siglas en inglés)
nos presenta a Ross 128 b.
El nuevo planeta fue descubierto
en la constelación de Virgo, orbitando alrededor de la enana roja Ross 128 (HIP 57548, Próxima Virginis), una
estrella tipo M4 con un 15% de la masa solar y ubicada a 11 años luz de
distancia. De esta forma Ross 128 b es el segundo exoplaneta (tras Próxima b) más
cercano a nuestro sistema solar. Bastante cerca a escalas cósmicas. Ross 128 b sería un planeta de tipo rocoso con una masa mínima equivalente a 1,35 masas terrestres, y está ubicado a
7,4 millones de kilómetros de su estrella madre, en el límite interior de la
zona habitable. Puede parecer que a tan escasa distancia de su estrella el
planeta estaría frito por un intenso calor, al estilo de Mercurio, pero debemos
recordar que las enanas rojas son astros muy fríos y en el caso de Ross 128 su
temperatura superficial es apenas la mitad de nuestro Sol. En cuanto a su
período de rotación es de 9,9 días.
Ross 128 b* fue descubierto por
el espectrógrafo HARPS (High Accuracy Radial
velocity Planet Searcher) del telescopio de la Silla en Chile, gracias al
método de velocidad radial, que en buen español significa que usamos el efecto
Doppler para identificar el pequeñísimo tirón gravitatorio que Ross 128 b
ejerce sobre su estrella madre. La gravedad (en el sentido clásico de Newton)
es una fuerza de atracción entre dos masas cualquiera. Así, el Sol atrae a la
Tierra, pero la Tierra atrae a su vez al Sol, ejerciendo sobre él un pequeño
tirón (muy, pero muy pequeño) que hace variar la velocidad con que el Sol se
mueve en el espacio. Pues bien, HARPS es capaz de detectar el pequeñísimo bamboleo
de Ross 128, y un análisis cuidadoso de su espectro nos permite deducir la masa
de los objetos involucrados, así es como sabemos que Ross 128 b tiene -como
mínimo- una masa terrestre. El descubrimiento requirió una década de
observaciones con el instrumento HARPS, más complejas tareas de reducción y
análisis de datos.
Lamentablemente Ross 128 b no
transita por delante de su estrella madre, o para ser más precisos, el ángulo en
que lo vemos desde la Tierra nos imposibilita ver el tránsito. Esto es como si
nos situáramos sobre el polo norte de la Tierra y comenzáramos a elevarnos por
el espacio hasta distinguir la elipse de la órbita terrestre alrededor de
nuestro Sol: no estaríamos en posición de ver los tránsitos de nuestro planeta. El
hecho de estar imposibilitados de ver los tránsitos de Ross 128 b nos impide obtener cualquier análisis espectrográfico por
ocultación de los componentes de su atmósfera.
Ross 128 b orbita alrededor de
una enana roja tipo M4. Ya hemos comentado que este tipo de estrellas son
conocidas por las letales fulguraciones de rayos X y partículas cargadas,
capaces de cargarse la atmósfera de un planeta, pero en este caso Ross 128 es
una enana roja bastante tranquila y bien portada, en consecuencia, el planeta
descubierto apenas recibe 1,38 veces más irradiación que la Tierra, así que las
condiciones del exoplaneta descubierto no serían tan adversas. Las temperaturas
planetarias estarían en el rango de -60 y 20°C, muy cercano a la realidad de la
Tierra. Es probable que, dada la escasa distancia que lo separa de su estrella
(apenas 0,05 UA), Ross 128 b presente acoplamiento de marea, es decir, que
siempre muestra el mismo hemisferio hacia su estrella madre, provocando una gran
disparidad en las temperaturas imperantes en cada hemisferio, pero siempre nos
quedará la zona crepuscular donde las condiciones sean más favorables.
Por supuesto, a estas alturas el
hallazgo de exoplanetas en zona de habitabilidad casi no es novedad, un
escenario casi impensado hace una década, cuando los mundos descubiertos se
contaban con los dedos de la mano (y sobraban dedos). Ahora estamos a un nivel
superior de expectativas y todos quisiéramos detectar biofirmas (oxígeno,
nitrógeno, vapor de agua, etc.) en la atmósfera de algún mundo. Eso sería un
bombazo noticioso. Tendremos que poner nuestras presas en agua fría y esperar
hasta la puesta en servicio del telescopio espacial James Webb -en 2019- y del Extremely Large Telescope (ELT) de ESO para
obtener más información sobre la composición atmosférica y química de los
exoplanetas descubiertos.
Lo pintoresco es que Ross 128 se
acerca a la Tierra y dentro de unos ochenta mil años (como quien dice, a la
vuelta de la esquina) estará a unos seis años luz de distancia. Ya hemos hablado
antes de estos acercamientos y fugas estelares. Quizá dentro de ochenta mil años la humanidad disponga de la capacidad para moverse entre las estrellas como Pedro por su casa... o quizá no, en todo caso, un exoplaneta tan prometedor a solo seis años luz de distancia suena como un objetivo muy apetecible para una futura misión de exploración.
Acercamientos estelares hasta un horizonte de 80.000 años. En ese momento Ross 128 será la estrella más cercana al Sol mientras que Próxima Centauri (actual más cercana) se habrá alejado (wikipedia). |
¿Por qué tantos exoplanetas alrededor de enanas rojas?
No debemos olvidar que las enanas
rojas son las estrellas más abundantes del universo, un 70% del total para ser
más precisos. Por simple estadística la mayoría de las exotierras que detectemos
orbitarán estrellas de este tipo. Próxima Centauri y TRAPPIST-1 son enanas
rojas, también lo es la estrella de Barnard y otras distinguidas habitantes del
barrio. Al parecer, la vía más rápida para descubrir exotierras en zona de
habitabilidad pasa por observar a las enanas rojas.
Es una bonita forma de coronar el
año. Los científicos planetarios han considerado el descubrimiento de Ross 128
b como un presente adelantado de navidad. Por supuesto, no existe ninguna
certeza de que en este mundo reinen temperaturas templadas, y por el momento
solo podemos especular. Necesitamos saber que elementos están presentes en la
atmósfera de Ross 128 b y para eso nos falta camino. Sin duda la siguiente
década, con el binomio ELT/JWST, será extremadamente productiva.
La estrella Ross 128 tiene
magnitud aparente de 11 y no es visible a simple vista. Ninguna enana roja lo es.
*El consenso en cuanto a la denominación de los exoplanetas es tomar el
nombre de su estrella madre y agregarles una letra en orden alfabético
partiendo desde la b. Así, el exoplaneta en torno a Próxima Centauri es “Próxima
b” … los mundos en torno a TRAPPIST-1 son “TRAPPIST-1 b”... “TRAPPIST-1 c”, etc.
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