domingo, 26 de noviembre de 2017

Descubrimiento de Ross 128 b, la segunda exotierra más cercana a nuestro sistema solar.



En los últimos dos años hemos vivido una oleada de interesantes hallazgos planetarios. Los descubrimientos caen rápidamente, de tal manera que muchos ya no se sorprenden y sospecho que en un tiempo más simplemente dejarán de ser noticia. Al menos en Chile la televisión abierta aún se digna a dedicarles 30-40 segundos durante los noticiarios. Si recapitulamos, el primer descubrimiento sabroso fue Próxima b, un exoplaneta que orbita alrededor de nuestra vecina Próxima Centauri, una enana roja a 4,2 años luz. Luego vinieron los planetas de TRAPPIST-1, de los que unos tres podrían estar ubicados en la zona de habitabilidad, y finalmente, para coronar el año, el Observatorio Austral Europeo (ESO, por sus siglas en inglés) nos presenta a Ross 128 b.

Concepción artística de Ross 128 b y su estrella madre. Colores y configuración de la superficie son totalmente hipotéticos. Siempre se debe recordar que no hemos visto directamente ninguno de estos mundos, y solo sabemos de su existencia gracias a métodos indirectos, como tránsitos o velocidad radial (ESO/M. Kornmesser).


El nuevo planeta fue descubierto en la constelación de Virgo, orbitando alrededor de la enana roja  Ross 128 (HIP 57548, Próxima Virginis), una estrella tipo M4 con un 15% de la masa solar y ubicada a 11 años luz de distancia. De esta forma Ross 128 b es el segundo exoplaneta (tras Próxima b) más cercano a nuestro sistema solar. Bastante cerca a escalas cósmicas. Ross 128 b sería un planeta de tipo rocoso con una masa mínima equivalente a 1,35 masas terrestres, y está ubicado a 7,4 millones de kilómetros de su estrella madre, en el límite interior de la zona habitable. Puede parecer que a tan escasa distancia de su estrella el planeta estaría frito por un intenso calor, al estilo de Mercurio, pero debemos recordar que las enanas rojas son astros muy fríos y en el caso de Ross 128 su temperatura superficial es apenas la mitad de nuestro Sol. En cuanto a su período de rotación es de 9,9 días.

Ross 128 b* fue descubierto por el espectrógrafo HARPS (High Accuracy Radial velocity Planet Searcher) del telescopio de la Silla en Chile, gracias al método de velocidad radial, que en buen español significa que usamos el efecto Doppler para identificar el pequeñísimo tirón gravitatorio que Ross 128 b ejerce sobre su estrella madre. La gravedad (en el sentido clásico de Newton) es una fuerza de atracción entre dos masas cualquiera. Así, el Sol atrae a la Tierra, pero la Tierra atrae a su vez al Sol, ejerciendo sobre él un pequeño tirón (muy, pero muy pequeño) que hace variar la velocidad con que el Sol se mueve en el espacio. Pues bien, HARPS es capaz de detectar el pequeñísimo bamboleo de Ross 128, y un análisis cuidadoso de su espectro nos permite deducir la masa de los objetos involucrados, así es como sabemos que Ross 128 b tiene -como mínimo- una masa terrestre. El descubrimiento requirió una década de observaciones con el instrumento HARPS, más complejas tareas de reducción y análisis de datos.

Lamentablemente Ross 128 b no transita por delante de su estrella madre, o para ser más precisos, el ángulo en que lo vemos desde la Tierra nos imposibilita ver el tránsito. Esto es como si nos situáramos sobre el polo norte de la Tierra y comenzáramos a elevarnos por el espacio hasta distinguir la elipse de la órbita terrestre alrededor de nuestro Sol: no estaríamos en posición de ver los tránsitos de nuestro planeta. El hecho de estar imposibilitados de ver los tránsitos de Ross 128 b nos impide obtener cualquier análisis espectrográfico por ocultación de los componentes de su atmósfera.

Ross 128 b orbita alrededor de una enana roja tipo M4. Ya hemos comentado que este tipo de estrellas son conocidas por las letales fulguraciones de rayos X y partículas cargadas, capaces de cargarse la atmósfera de un planeta, pero en este caso Ross 128 es una enana roja bastante tranquila y bien portada, en consecuencia, el planeta descubierto apenas recibe 1,38 veces más irradiación que la Tierra, así que las condiciones del exoplaneta descubierto no serían tan adversas. Las temperaturas planetarias estarían en el rango de -60 y 20°C, muy cercano a la realidad de la Tierra. Es probable que, dada la escasa distancia que lo separa de su estrella (apenas 0,05 UA), Ross 128 b presente acoplamiento de marea, es decir, que siempre muestra el mismo hemisferio hacia su estrella madre, provocando una gran disparidad en las temperaturas imperantes en cada hemisferio, pero siempre nos quedará la zona crepuscular donde las condiciones sean más favorables.



Por supuesto, a estas alturas el hallazgo de exoplanetas en zona de habitabilidad casi no es novedad, un escenario casi impensado hace una década, cuando los mundos descubiertos se contaban con los dedos de la mano (y sobraban dedos). Ahora estamos a un nivel superior de expectativas y todos quisiéramos detectar biofirmas (oxígeno, nitrógeno, vapor de agua, etc.) en la atmósfera de algún mundo. Eso sería un bombazo noticioso. Tendremos que poner nuestras presas en agua fría y esperar hasta la puesta en servicio del telescopio espacial James Webb -en 2019-  y del Extremely Large Telescope (ELT) de ESO para obtener más información sobre la composición atmosférica y química de los exoplanetas descubiertos.

Lo pintoresco es que Ross 128 se acerca a la Tierra y dentro de unos ochenta mil años (como quien dice, a la vuelta de la esquina) estará a unos seis años luz de distancia. Ya hemos hablado antes de estos acercamientos y fugas estelares. Quizá dentro de ochenta mil años la humanidad disponga de la capacidad para moverse entre las estrellas como Pedro por su casa... o quizá no, en todo caso, un exoplaneta tan prometedor a solo seis años luz de distancia suena como un objetivo muy apetecible para una futura misión de exploración.

Acercamientos estelares hasta un horizonte de 80.000 años. En ese momento Ross 128 será la estrella más cercana al Sol mientras que Próxima Centauri (actual más cercana) se habrá alejado (wikipedia).


¿Por qué tantos exoplanetas alrededor de enanas rojas?

No debemos olvidar que las enanas rojas son las estrellas más abundantes del universo, un 70% del total para ser más precisos. Por simple estadística la mayoría de las exotierras que detectemos orbitarán estrellas de este tipo. Próxima Centauri y TRAPPIST-1 son enanas rojas, también lo es la estrella de Barnard y otras distinguidas habitantes del barrio. Al parecer, la vía más rápida para descubrir exotierras en zona de habitabilidad pasa por observar a las enanas rojas.

Es una bonita forma de coronar el año. Los científicos planetarios han considerado el descubrimiento de Ross 128 b como un presente adelantado de navidad. Por supuesto, no existe ninguna certeza de que en este mundo reinen temperaturas templadas, y por el momento solo podemos especular. Necesitamos saber que elementos están presentes en la atmósfera de Ross 128 b y para eso nos falta camino. Sin duda la siguiente década, con el binomio ELT/JWST, será extremadamente productiva.

La estrella Ross 128 tiene magnitud aparente de 11 y no es visible a simple vista. Ninguna enana roja lo es.


*El consenso en cuanto a la denominación de los exoplanetas es tomar el nombre de su estrella madre y agregarles una letra en orden alfabético partiendo desde la b. Así, el exoplaneta en torno a Próxima Centauri es “Próxima b” … los mundos en torno a TRAPPIST-1 son “TRAPPIST-1 b”... “TRAPPIST-1 c”, etc.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...